Por todos es bien conocida la obsesión de la sociedad japonesa por el trabajo bien hecho. Muy lejos de una jornada de ocho horas, mucha presión y un calendario festivo prácticamente inexistente están provocando una escalada en las muertes por estrés laboral o, como se le conoce en Japón, “karoshi”.
Reconocido por el Ministerio de Sanidad japonés desde 1987, el karoshi es uno de los grandes peligros a los que se enfrentan los trabajadores japoneses que, según datos oficiales, se cobra cada año en Japón la friolera cantidad de cerca de 10.000 vidas. Cifra que se considera muy por debajo de las reales como consecuencia de la vergüenza de muchas familias afectadas por este síndrome callan o el silencio de muchas empresas que se niegan a asumir la responsabilidad en este asunto.
Para entender el porqué de esta situación en el país nipón hay que remontarse a los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Con el país completamente derrumbado, la sociedad japonesa se esforzó por todos los medios posibles para construir una nación fuerte y más preparada. Fue entonces cuando nació una forma de trabajar que todavía perdura en la sociedad nipona, con trabajos de por vida, ascensos por antigüedad y, en muchos casos, vivienda y educación familiar pagadas.
A cambio, el trabajador japonés promedio debe devolver esta serie de favores con jornadas laborales que superan las 12 horas y que han generado la aparición de un gran número de adictos al trabajo, depresiones, problemas para conciliar el sueño y, en algunos casos, suicidarse por estrés laboral o morir por problemas del corazón.
No obstante, las empresas no tienen toda la carga de culpa, a veces el ambiente de trabajo competitivo demoniza a quienes deciden participar en nuevas políticas para evitar esto. Por ejemplo, Mitsubishi UFJ Trust & Banking cuenta con un programa que permite a sus empleados se vayan a casa hasta tres horas antes para el cuidado de hijos o familiares mayores. Sólo 34 de los 7.000 empleados se inscribieron en el programa en 2012.
Según indican algunos medios de comunicación japoneses, cada vez son más los jóvenes que se niegan a los peligros del “trabajo de por vida” prefiriendo optar por una vida más modesta sostenida a base de trabajos temporales que les permiten disfrutar de su tiempo libre. Un cambio de perceptiva que no será la solución, pero que tal vez ayudará al reconocimiento de la sociedad internacional al peligro de la explotación laboral.